Quiero que te tomes un momento y pienses en esto: cuando llega el momento de cobrar por tu trabajo, ¿te sientes cómodo o te da un poco de apuro?
Si trabajas como terapeuta, coach o en el mundo del bienestar, es muy probable que hayas sentido alguna vez ese nudo en el estómago cuando toca hablar de precios. No es raro. De hecho, me pasa mucho en consulta que las personas me dicen: «Me cuesta cobrar», «Siento que pedir dinero está mal», «Si subo mis precios, la gente no vendrá». Y claro, cuando este tipo de pensamientos están tan presentes, el dinero se convierte en una fuente de tensión en lugar de ser una herramienta de crecimiento.
Pero aquí va la buena noticia: nuestra relación con el dinero no es fija, se puede transformar. Y no, no te hablo de «atraer abundancia» con frases positivas y esperar a que caiga del cielo, sino de comprender cómo funciona nuestra mente y cómo podemos cambiar esas creencias que nos limitan.
El ciclo que refuerza la escasez
Tu forma de ver el dinero no viene de la nada. A lo largo de los años has recibido mensajes (de la familia, la sociedad, las experiencias personales) que han moldeado tus creencias. Y estas creencias se convierten en la «gafas» con las que interpretas la realidad. El problema es que muchas veces esas gafas están rayadas por miedos y prejuicios.
Mira cómo funciona este ciclo:
1. Recibes una señal: Lo que te dice tu entorno sobre el dinero: «Es difícil ganarlo», «No puedes vivir de lo que realmente te gusta».
2. Tu mente lo interpreta: Dependiendo de lo que ya creas, tu cerebro filtra la información para confirmar esa idea.
3. Vives esa imagen: Si crees que el dinero es escaso, tu realidad te lo va a demostrar. Vas a encontrar pruebas de que siempre te falta, de que tienes que luchar para conseguirlo.
4. La refuerzas: Lo compartes con otros, te quejas, lo hablas y sigues fortaleciendo esa creencia.
Y así, una y otra vez.
Recuerdo una vez en una mentoría, una chica que estaba vendiendo acompañamientos anuales, con precios que rondaban entre los 1500€ y 2000€. A simple vista, parecían precios bastante elevados, ¿no? Pero lo que realmente importa aquí no es el precio total, sino el dinero que ganaba por hora de trabajo.
Ella tenía que desplazarse, lo que ya implicaba un gasto extra, y las sesiones eran semanales, con una duración de entre 2 y 3 horas cada una. Si echamos cuentas, al final su ganancia por hora era de tan solo 12€/hora. Y eso sin contar los impuestos que tendría que pagar, lo que haría que ese número fuera aún más bajo.
A veces, nos cuesta darnos cuenta de cómo una situación que parece buena al principio puede terminar asfixiándonos durante el año. Pero con una herramienta tan sencilla como calcular el €/hora, la clave aparece de manera clara.
Todo es cuestión de darnos cuenta y ver las cosas desde otra perspectiva.
Cambiar la frecuencia
Si sigues viendo el dinero desde la escasez, seguirás atrayendo experiencias que refuercen esa idea. Pero si empiezas a cuestionar tus creencias y a cambiar la forma en la que piensas sobre el dinero, también cambiará tu realidad económica.
Por ejemplo, cuando ves a alguien que ha conseguido estabilidad financiera en su trabajo como terapeuta, ¿cuál es tu reacción?
Si piensas «Eso no es para mí», «Seguro tuvo suerte», «Yo no podría hacerlo», tu mente lo toma como una verdad y refuerza la idea de que no es posible para ti.
Pero si en lugar de eso dices «¡Qué inspirador! ¿Qué puedo aprender de esta persona?», entonces tu cerebro empieza a abrirse a nuevas posibilidades. Dejas de ver la escasez y empiezas a enfocarte en el crecimiento.
Pasos para cambiar tu relación con el dinero
Mejorar tus finanzas no tiene por qué ser un proceso complicado. Lo más importante es tener claridad sobre cuánto ingresas, en qué lo gastas y qué ajustes puedes hacer para optimizar tu situación económica.
Aquí tienes algunas claves para lograrlo:
🔹 Cuestiona tus creencias sobre el valor del dinero.
¿Por qué consideras que algo es caro o barato? ¿Lo comparas con lo que ganas, con los precios de antes o con lo que otros pueden pagar? Reflexiona sobre si estas percepciones te están limitando.
🔹 Identifica las emociones que asocias con el dinero.
¿Sientes culpa al gastar en ti mismo? ¿Te preocupa quedarte sin ahorros, incluso cuando tienes estabilidad? Reconocer estos patrones te ayudará a tomar decisiones más racionales.
🔹 Modifica tu lenguaje interno.
En lugar de decir «No puedo permitírmelo», prueba con «¿Cómo puedo generar más ingresos para conseguirlo?» Sustituir pensamientos limitantes por preguntas que inviten a la acción te ayudará a ver nuevas posibilidades.
🔹 Toma decisiones financieras desde la estrategia, no desde el miedo.
Antes de hacer una compra o inversión, pregúntate: ¿Esto me acerca a mis objetivos? ¿Es una decisión basada en la claridad o en la presión del momento?
Cuanto más trabajes en tu mentalidad financiera, más fácil será gestionar tu dinero de manera inteligente y alineada con lo que realmente quieres lograr.
Tu relación con el dinero es una extensión de tu mentalidad
Si hoy el dinero es una fuente de estrés en tu vida, no significa que siempre será así. Pero cambiar esa relación requiere una elección consciente. No se trata de trabajar más duro, sino de trabajar con una mentalidad diferente.
Al final del día, el dinero es una herramienta. Ni bueno ni malo, simplemente es. Lo importante es cómo lo usas y desde qué mentalidad lo gestionas.
Así que dime, ¿cuál es tu relación con el dinero? Y, sobre todo, ¿cómo te gustaría que fuera?
Si te apetece profundizar un poco más en tu relación con el dinero te invito a unirte al Taller online “Dinero y Bienestar Financiero para Terapeutas», donde te guiaré para reprogramar tu mentalidad financiera, entender la energía del dinero y diseñar un sistema simple y efectivo para que tu práctica crezca sin ansiedad.